El interior del restaurante está decorado con infinidad de antigüedades, armas, aparejos y útiles de labranza, muchos de ellos empleados por nuestros antepasados. De entre todos los elementos que conforman la decoración, destacamos una colección de más de 50 molinillos de café tradicionales. Desde las terrazas, se puede disfrutar de unas espectaculares vistas panorámicas hacia el pueblo de Tàrbena, la Sierra de Bernia y unas poco conocidas pero no por ello menos impresionantes vistas a Benidorm. Los alrededores del restaurante lo forman extensos y cuidados jardines, con gran variedad de plantas y colores, que ofrecen un enclave de paz y relajación en medio de la naturaleza. Pensado para toda la familia, durante los meses de verano los clientes podrán hacer uso de la piscina, la cual, por su particular forma de riñón, adquiere una belleza peculiar. En ella podrán disfrutar de un chiringuito donde refrescarse y escuchar música, o si lo prefieren, tumbarse en las hamacas y disfrutar de una placentera tarde. Para aparcar lo tendrán muy fácil. El restaurante cuenta con tres grandes aparcamientos, conectados entre ellos, con una capacidad de más de 60 plazas, y dos de ellos con acceso para autocares.
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